¿Qué es una startup?

Así se conoce a los emprendimientos emergentes, en especial a aquellos en tecnología.

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¿Toda empresa emergente es una startup? ¿Qué características las definen? Además, ¿cuáles son las vías de financiación más propicias para estos emprendimientos? En esta nota te proponemos conocer más de cerca a estas iniciativas, cuyo funcionamiento habitualmente es atravesado por las soluciones tecnológicas.

¿Qué es una startup? 10 datos para tener en cuenta

Se las conoce como empresas emergentes, debido a la juventud de su recorrido.
 

El término “startup” se traduce al español como “puesta en marcha”.
 

Es habitual que inicien sus actividades con un capital mínimo, con el objetivo de escalar y acceder a nuevos instrumentos de financiación y crecimiento.
 

En ese trayecto, una de las claves para la evolución de una startup es atraer a inversores.
 

Esta forma de emprender procura crecer sin aumentar los costos en las primeras instancias.
 

Tal como señalamos, es usual que las startups tengan vínculos con la digitalización y la innovación, aunque el modelo de negocio no se acota a la industria tecnológica, sino que involucra a numerosos ámbitos.
 

Más allá de aquella estadística súper repetida que indica que un gran número de startups cierra con escaso recorrido en el mercado; lo cierto es que estos negocios apuntan a la escalabilidad. En otras palabras, a crecer y, eventualmente, ya no ser “emergente”.
 

Es habitual que sus actividades involucren el uso de aplicaciones móviles y otras plataformas digitales que permiten tener clientes en cualquier lugar del mundo.
 

En tal sentido, las startups suelen apuntar a mercados amplios, más allá de su ámbito local.
 

Es usual que los equipos de las startups sean reducidos en primera instancia. Una vez más, en este punto es preciso considerar el ánimo de escalar, también respecto a la fuerza laboral.

Startups y Pymes: ¿cuáles son las diferencias?

¿Qué diferencia a una empresa emergente de una Pyme? Si bien tienen algunos aspectos en común (en especial, ciertos límites en el volumen del negocio), no se trata del mismo asunto.

Las características de las startups arriba mencionadas son fundamentales para comprender cuáles son las diferencias con los emprendimientos que usualmente llamamos “pymes”.

Los siguientes son los aspectos clave para comprender la distancia entre una startup con las pequeñas y medianas empresas.

Las startups son:

Jóvenes: No por la edad de sus integrantes, sino por el recorrido del emprendimiento.
 

De base tecnológica: La innovación es el eje de sus operaciones, aunque una Pyme naturalmente puede emplear soluciones digitales.
 

Más virtuales que físicas: A diferencia de una Pyme, no es sorprendente que una firma emergente prescinda de un espacio físico. Eso le permite, entre otros aspectos, iniciar actividades sin grandes inversiones de dinero. Entre las modalidades de trabajo elegidas se destacan los espacios de coworking.
 

Más que locales: El nexo con la tecnología les permite participar en múltiples mercados.
 

Creativas: Ofrecer soluciones de modos innovadores es uno de los focos frecuentes de las startups, en lugar de sólo vender productos y/o servicios.
 

Ágiles: Sus procesos procuran ser dinámicos.
 

Escalables: Aún no han crecido a los niveles que esperan; y proyectan hacerlo sin necesariamente aumentar los gastos.

En relación al último punto, la escalabilidad, entra en juego otra variable clave a la hora de hablar de startups: la financiación de las actividades y la búsqueda de inversores.

¿Cómo se financian las startups?

Este tipo de emprendimientos privilegian las inversiones de terceros. Como dijimos anteriormente, esa es una de las señas de las startups, que buscan crecer exponencialmente en períodos breves.

Es habitual que las firmas emergentes comiencen a operar con capital reducido y que luego exploren vías de financiación e inversiones en su camino de expansión.

Además del apoyo de personas cercanas a los emprendedores, como familiares y amigos, las startups precisan un capital más amplio. En esas instancia surgen las siguientes opciones:

Business angels: Estos inversores “ángel” (tal como señala la denominación en inglés) financian proyectos con su propio capital y habitualmente participan con el aporte de conocimientos y contactos.
 

Seed capital: Son inversiones que apuestan por el potencial de un emprendimiento.
 

Venture capital: En etapas más avanzadas, las startups apelan a fondos de inversión que ofrecen mayores volúmenes de dinero, usualmente en rondas de financiación. 
 

Private equity: Son inversiones más amplias, que llegan en instancias en las que la startup ha exhibido buenos pasos en el mercado.

En los negocios en general, las inversiones para motorizar las actividades y expandir el alcance “no deberían provenir de las finanzas de una única persona, ya que luego será muy difícil discernir entre las ganancias del proyecto de las personales”, tal como señalamos en Cómo financiar un emprendimiento.

Pasos para financiar un emprendimiento

Si un proyecto de esta especie, startups incluidas, requiere un crédito o ayuda económica, eso implica que avanza por un camino de crecimiento.

En Supervielle Human Blog repasamos los pasos recomendables para financiar un negocio:

Información siempre a mano: Investigá cómo se desarrollaron otros emprendimientos similares.
 

Estudiar las opciones de financiación: Revisá qué líneas de crédito para emprendimientos están disponibles en las entidades bancarias y cuál es la que mejor se ajusta a tus necesidades.
 

Profundizar: Consultá cuáles son los requisitos e indagá si tu emprendimiento está listo para dar ese paso.

Startups: ¿cuándo dejan de serlo?

A lo largo de este artículo hemos dicho que las startups son empresas emergentes, de recorrido joven. Cuando llevan algún tiempo en el mercado, ¿pasan a ser empresas?

Si bien no existe un parámetro concreto para determinar cuándo una startup se convierte en un negocio “tradicional”, es habitual oír que eso ocurre cuando transcurren aproximadamente tres años.

Más allá de la temporalidad, la clave para saber si una firma emergente pasa a ser una empresa es su nivel de consolidación, un salto que no implica dejar de lado su carácter innovador. Eso está determinado por su estabilidad, sus márgenes de ingresos y por el reconocimiento en el mercado que, como vimos, también está determinado por las vías para conseguir capital en pos de su expansión.

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